Frustración en la Panamericana

9.Etappe Teil 2. 30.03.23 – 13.04.23

650 km 6815 M ↑ 6800 M↓, 35 h

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Durante los dos primeros días en Panamá, la carretera me llevó por el lado caribeño a través de una densa selva. Me habría encantado continuar por estas carreteras paradisíacas. Como la Panamericana, que bordea el océano Pacífico, es la única conexión con Ciudad de Panamá, tuve que conducir de nuevo por las montañas hasta el lado sur del país. Nada más superar el paso, de repente se secó y el paisaje cambió por completo. Mi noche en “Gualaca”, al oeste de Panamá, situada en un pequeño gran cañón, fue por el momento el último punto culminante del camino hacia la capital. Desde aquí, eran más de 500 km por la Panamericana, que aquí es una autopista de varios carriles muy transitada. Al menos había arcén. Pero entonces, por desgracia, las comodidades llegaron a su fin. Con un calor sofocante y largos tramos con viento en contra, el ritmo era a veces de caracol. Aunque pedaleaba como un loco, sólo iba a 8-10 km/h en llano. “¿Por qué me castigaban?”. Desde luego no podía ser mal karma…!?

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El ruido del tráfico al pasar no mejoraba en absoluto la situación. Así que dudé cada vez más de mí mismo y de mi aventura justo antes de llegar a la mitad del camino. Con un sueño poco reparador (el termómetro no bajó de 35 °C durante las noches), tenía una verdadera resaca y no tenía más energía.

Los últimos kilómetros hasta Ciudad de Panamá volvieron a ser todo un reto. Una obra de 30 km de largo se extendía hasta el “Puente de las Américas”, que cruza el Canal de Panamá y lleva directamente a Ciudad de Panamá. Lo desagradable fue que la carretera se estrechaba, el arcén ya no era utilizable y tuve que compartir la carretera con innumerables coches y enormes camiones. Eso exigía mucha confianza en uno mismo. No me permitía pensar en lo que podía pasar, sino que pedaleaba como un loco. Cuando llegué a “Ciudad de Panamá”, estaba completamente quemado, sobre todo mentalmente, muy agotado pero increíblemente feliz de haber sobrevivido ileso a este tramo. Aunque siempre vivo grandes aventuras en mi recorrido, me doy cuenta de lo peligrosos que son algunos momentos y de lo mucho que me llevan al límite.

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Después de cruzar el Canal de Panamá y llegar a “Ciudad de Panamá”, me di cuenta de que, tras casi 11.000 km, había completado la mitad de mi viaje. Estaba muy orgulloso de mí mismo.

Desde el 1 de agosto, pedaleo desde “Calgary” hacia Ushuaia. En los últimos ocho meses y medio he vivido y aprendido tantas cosas, sobre todo de mí mismo, que no puedo expresarlas con palabras.

Tuve encuentros especialmente fantásticos con gente maravillosa que me acogió como si fuera parte de su familia.

Me ocurrieron cosas que nunca habría creído posibles y, de alguna manera, todo salió bien, aunque nunca habría esperado el giro que tomaron las cosas. Mi mayor aprendizaje, parte del cual sigue siendo un reto para mí, es “Confía en el proceso y ten el valor de comprometerte plenamente con él”.

“Renunciar al control” es la palabra clave, que a menudo me resultaba difícil y a veces me lo sigue pareciendo. En cuanto suelto algo, suelen surgir posibilidades inesperadas y fantásticas.

“¡La vida es sólo lo que ocurre entre los planes!

Pasé unos días en Ciudad de Panamá, intenté planificar la travesía a Colombia y saqué nuevas fuerzas.

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Henk y Antonita, la pareja holandesa con la que hice amistad en Baja California, llegaron a Ciudad de Panamá dos días después que yo. La última vez que los vi fue antes de Navidad y ahora, varios miles de kilómetros después, volvemos a cruzarnos. Juntos recorrimos la ciudad y nos dirigimos a Colón para visitar el Centro de Visitantes del Canal de Panamá. “Super” Mario, probablemente el peor taxista del mundo, (aunque él no estuviera en absoluto de acuerdo), fue el que más me entretuvo aquel día. De un lado a otro y cabeceando por el uso irregular del acelerador, condujimos desde Colón hasta el Centro de Visitantes. Con su desparpajo caribeño, soltó una frase tras otra y se mostró muy seguro de sí mismo y de sus “habilidades al volante”.

Tras una semana en “Ciudad de Panamá” y al final de mi gira por Centroamérica, ¡un nuevo capítulo de mi aventura está a punto de comenzar!

A menudo ocurre que un partido da un giro completamente nuevo después del descanso…

Tengo la misma sensación cuando pienso en la segunda mitad de mi gira y en lo que me espera en Sudamérica. Aunque no sé lo que me espera, ¡estoy deseando que llegue!

Así continúa!

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