Antigua es una de las ciudades más famosas y, en el pasado, también una de las más importantes de Centroamérica, ya que fue la capital y el principal centro comercial de las colonias españolas en Centroamérica durante más de dos siglos. Hoy, el centro histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, domina el paisaje urbano. Es hermoso a la vista, pero las terribles calles me motivaron a no tocar la bici durante mi estancia.
Cuando llegué a Antigua, al día siguiente me esperaba un curso de idiomas de dos semanas. Después de tanto pedalear, era un cambio bienvenido y me hacía mucha ilusión. Además, también era amargamente necesario elevar a un nivel superior mi “español de la calle”, con el que al menos podía no pasar hambre y pedir un sitio para dormir. Además, soy una persona comunicativa por naturaleza, así que me daba mucha pena apenas poder hablar con los lugareños para aprender más sobre ellos. ¡Pero ahora eso estaba a punto de cambiar!
En pocas palabras: El curso de español fue estupendo y me lo pasé muy bien. Hice muchas amistades y conocí a gente interesante. Desgraciadamente, las dos semanas de español fueron demasiado pocas para elevar mi vocabulario a un nivel mucho más alto. Sin embargo, como voy a viajar por países hispanohablantes durante muchos meses, el curso me ha sido útil y me ha dado más confianza en las conversaciones con la gente. A largo plazo, sin duda podré mejorar mi español.
Antigua no es sólo una ciudad preciosa, sino también un imán para los turistas internacionales. Las innumerables escuelas de idiomas de alta calidad (o al menos así lo anuncian, porque enseñan un español especialmente puro y sin dialectos), relativamente baratas, atraen a todo tipo de personas interesadas en el español. Así que también conocí a muchos otros ciclistas que hacían aquí una pausa para mejorar su español. Willi, con quien ya había viajado por México, también había venido a Antigua y me invitó varias veces a cenar a su casa de Warmshowers o fuimos a un partido de fútbol local con otros amigos de la escuela de idiomas.
Mikkel y Gustav de Dinamarca también estaban en Antigua y tenían tantas ganas como yo de ver el famoso volcán “Fuego” cerca de la ciudad. Junto con José, el anfitrión de Warmshowers de Lago Attitlán, los cuatro fuimos el fin de semana al “Acatenango”, de 3976 metros de altura, que forma un volcán doble junto con el volcán de “Fuego”. Como el Acatenango es unos 200 metros más alto que el Fuego y lleva años inactivo, desde la cima se tiene una vista fantástica del Fuego, que entra en erupción como un reloj suizo (cada 15 minutos).
En la cumbre montamos nuestras tiendas y contemplamos el fantástico espectáculo natural en la oscuridad. Fueron muy impresionantes los sonidos y vibraciones que pudimos percibir claramente durante toda la noche. Durante la noche, empecé a sentir los primeros síntomas de la altitud y tuve dolor de cabeza y ligeras náuseas, pero en cuanto desmontamos las tiendas y contemplamos el impresionante amanecer, se me olvidaron por completo. Fue probablemente una de las experiencias en la naturaleza más extraordinarias que he vivido hasta ahora. La cohesión de nuestro grupo también contribuyó en gran medida a hacer de esta excursión una aventura inolvidable para mí.
En la segunda semana de la escuela de idiomas, pude visitar una escuela primaria en un pueblo vecino para dar una charla motivacional muy adaptada a los niños a los jóvenes alumnos. Cuando les pregunté cuáles eran sus sueños, no sólo dijeron que querían “montar un unicornio algún día”, sino que también dieron respuestas muy conmovedoras como: “¡Ayudar a otras personas a llevar una vida sana y feliz! Algunos de los niños se desviaron completamente del tema y sólo hablaron de fútbol y de Lionel Messi cuando les expliqué que me iba a Argentina en bicicleta. A pesar de ello, creo que los niños entendieron el mensaje de animar a la gente y creer en sí mismos. Al final de mi visita, cada uno de los niños quería mi autógrafo en su cuaderno de deberes y todos me abrazaron en tropel.
Esta visita a la escuela primaria fue otro momento culminante para mí y algo muy especial para el corazón.
Además de la visita a la escuela primaria, mi profesora de español Dulce me permitió entrevistar a su abuela, que padece un cáncer incurable desde hace 15 años y, según los médicos, no sobreviviría ni el primer año. Conocerla me demostró lo mucho que puede aportar una mentalidad positiva y la cualidad de estar agradecido por las pequeñas cosas. Me contó lo bien que se siente cuando está alegre y cómo nota claramente el cáncer en los días malos. Además, la abuela de Dulce habla regularmente a niños y adultos en un grupo de la iglesia para compartir su situación y sus experiencias. Quiere llegar al mayor número posible de personas con su forma positiva de pensar.
En realidad, mi plan era irme de Antigua después de las dos semanas de la escuela de idiomas y seguir viajando. Pero, como me ha ocurrido tantas veces, las cosas suelen salir al revés de lo planeado. Tras comer en el mercado lo que probablemente era fruta contaminada, desarrollé graves problemas estomacales durante los días siguientes. Afortunadamente, pude alojarme con Thomas, el anfitrión de Warmshowers, a quien ya conocía de Willi. Thomas fue muy cariñoso, me ayudó a organizar las citas con el médico y puso su habitación a mi disposición durante el tiempo que tardara en recuperarme. Thomas lleva muchos años recorriendo el mundo en bicicleta y desde hace dos vive en Antigua con su hija pequeña. Allí aloja regularmente a ciclistas. Durante mi estancia en Antigua, conocí a diferentes viajeros y a gente totalmente interesante con Thomas. Con su naturaleza cálida, creó un gran lugar de encuentro. En los últimos días de mi recuperación, Jelle y su novia Marie se quedaron con nosotros unos días.
Jelle quiere escalar las 7 Cumbres (las 7 montañas más altas de todos los continentes) y sólo lo consigue con su propia fuerza muscular. Camina, monta en bicicleta o cruza el agua en velero o barca de remos. Tras haber escalado ya 4 de las Siete Cumbres, incluido el Everest, se dirige actualmente al “Denali” en Alaska, la montaña más alta de Norteamérica, que, si todo va bien, escalará en el verano de 2024. De camino a Sudamérica, también quiere cruzar el tramo de mar que va de Panamá a Colombia por el “Darien Gap” en un bote de remos. Como tiene un bote de remos biplaza y necesita apoyo, le pedí que me incluyera, como antiguo remero de competición entusiasta, en la lista de candidatos para afrontar este tramo con él. Me llevé muy bien con Jelle. Él también tiene una historia conmovedora que le impulsa a hacer su proyecto. Nuestras conversaciones rebosaban entusiasmo y alegría de vivir. Lo curioso es que la moto de Jelle también estaba patrocinada por “VSF Fahrradmanufaktur” y es del mismo color que la mía.
Después de 3 semanas llenas de acontecimientos, emociones y conexiones en Antigua, partí para continuar mi viaje hacia Panamá y atravesar los ahora peligrosos países de Centroamérica.
